EL TEATRO ESPAÑOL DESPUÉS DE LA GUERRA CIVIL
1- EL TEATRO DE LA DÉCADA DE LOS 40
1.1- ¿Qué factores políticos influyen negativamente en la mala situación del teatro español en la década de los 40?
-Al igual que la poesía y la novela,el teatro también se vio muy afectado por las consecuencias de la terrible Guerra Civil(1936-1939).Una vez acabada la contienda,las autoridades pensaron que el teatro podía ser una buena solución para intentar superar las heridas morales y psicológicas que la guerra había producido.Así,comenzaron a representarse obras de muy baja calidad,que,sin embargo,eran aplaudidas a rabiar por el público entusiasta.Además la representación de nuevas obras teatrales,condicionadas en gran medida por la censura y basadas en su mayoría,en la exaltación ideológica,se retomaron las obras clásicas de la literatura española,fundamentalmente las pertenecientes al Siglo de Oro(XVI-XVII),y se adaptaron obras traducidas de autores extranjeros.El teatro que siguió a la Guerra Civil fue,en general,de una calidad ínfima,y se encontró completamente condicionado por las duras condiciones socioeconómicas en que se desarrolló.
Dos grandes autores teatrales,como Federico García Lorca y Miguel Hernández,habían fallecido a consecuencia de la guerra,y otros tres,como Rafael Alberti,Alejandro Casona y Max Aub,se encontraban exiliados.
1.2- Alta comedia: ¿De qué autor es heredero este teatro? ¿Qué temas trata? ¿Por qué crees que es un teatro que no ha pasado a la historia?
-En la década de los 40 destaca un teatro de Alta comedia en la línea del teatro de Jacinto Benavente.El panorama teatral español de la posguerra estaba dominado por las comedias de salón y los dramas de tesis que criticaban de una manera suave las costumbres de la burguesía a la vea que defendían un espíritu tradicional y católico.Este tipo de teatro fue el dominante en las carteleras de los teatros españoles, llenos durante décadas de obras que continuaban la tradición de la " comedia burguesa" de Benavente o el teatro cómico de preguerra.
Los autores de este teatro añadían a la suave crítica de la burguesía española la defensa de los valores tradicionales de franquismo: la religión católica, la familia y la autoridad.
1.3- Teatro cómico renovadeor:
Miguel Mihura |
Enrique Jardiel Poncela |
1.3.1- ¿En qué se diferencia este teatro cómico del que se estaba haciendo hasta entonces? ¿Quiénes son sus principales representantes? ¿Qué tuvieron que hacer para que sus obras pudieran ser representadas?
-Al margen del teatro de Alta comedia sobresalen dos figuras que practican una comedia de humor bastante innovadora, en la que integran lo inverosímil y lo absurdo con un lenguaje irónico y crítico con las convenciones burguesas.
Sus principales representantes son Enrique Jardiel Poncela : sus obras tienen como base la inverosimilitud y lo fantástico para presentar una caricatura de la sociedad.El rasgo que le hace diferenciarse del teatro cómico anterior es la atemporalidad del conflicto y la ausencia de casticismo y populismo.Su humor tiene una raíz intelectual y abstracta.( "Eloísa está debajo de un almendro",1940).
Por otro lado Miguel Mihura, que ya rompió los esquemas escribiendo "tres sombreros de copa", se burla de los tópicos, de la vida burguesa, la autoridad y las normas sociales mediante una comedia disparatada, irónica y exagerada, pese a su final pesimista.Aunque tras haber escrito " tres sombreros de copa"( no entendida en su momento ) Mihura se acomodó a los gustos del público burgués con obras que continuaban con el humor, pero ya a un nivel mucho menos mordaz y crítico. ( "El caso de la señora estupenda", 1953).
Debido a que el humor de ambos autores no logra integrarse en los gustos del público burgués tienen que renunciar a desarrollar todo su chispa y su habilidad humorística para poder ver en sus obras en las carteleras.
1.3.2- Tres sombreros de copa
- Argumento
-Dionisio,un joven empleado,llega a un hotel de una pequeña ciudad de provincias para casarse al siguiente día con Margarita,una mujer de la localidad con la que mantiene una relación desde hace siete años.En el hotel conoce a Paula,una joven que trabaja en una compañía de revistas y que estrena un espectáculo al día siguiente.Los miembros de la compañía irrumpen de manera casual en su habitación,y la aparición de Paula supondrá un giro inesperado en su vida,se enamoran.Durante unas horas Dionisio se va alejando de su vida rutinaria y de la perspectiva del matrimonio.
- ¿Cuándo escribió Miguel Mihura esta obra y cuándo la estrenó? ¿A qué se debió que tardara tanto en estrenarla?
-Miguel Mihura escribió esta obra en 1932, y cuando se la dio a conocer a varios empresarios y actores, estos no la entendieron y la consideraban " absolutamente irrepresentable" .La obra quedó sin estrenarse durante 20 años, hasta que en 1952 el Teatro Español Universitario la estrenó en el Teatro Español de Madrid.El público formado en gran parte por gente joven y entendida, la acogió con gran entusiasmo y al poco se estrenó de forma comercial, aunque los espectadores habituales tampoco la entendieron y se retiró del cartel después de 48 representaciones por falta de asistencia. La representación había producido asombro y escándalo y llegó a ser calificada como inmoral. Hubo además otro aspecto que jugaba en contra de la obra: el público asistente a las representaciones era burgués y aparecía fustigado en ella.
- Mihura establece una comparación entre dos mundos aparentemente opuestos: ¿cuáles son? ¿qué personajes pertenecen a uno y otro? ¿qué diferencias hay entre esos dos mundos? ¿qué semejanzas?
-El conflicto que se desarrolla en la obra es el encuentro entre dos mundos antagónicos y contrapuestos.
Por un lado,se nos muestra el universo de la cerrada burguesía provinciana en la que no hay nada positivo.Es una sociedad que presume de decencia,rectitud,principios morales,altos ideales,en fin,de un ejemplar modo de vida.En realidad,solo hay rutina,poder material,inautenticidad,convenciones ridículas,hipocresía.Por otro lado,el mundo del espectáculo parece un mundo mágico,de libertad,de felicidad,alegría y autenticidad.
-Pero estos dos mundos opuestos,también tienen semejanzas.Los dos grupos pertenecen al mismo conjunto social y aunque da la sensación de que ambos tienen ideales y son auténticos,todos ellos viven una vida absurda llena de falsedad e intereses en la que quedan atrapados por el juego hipócrita de la vida.
-Al mundo burgués pertenecen los siguientes personajes:Don Sacramento,el Odioso señor,el Anciano militar,el Cazador astuto,el Romántico enamorado,el Guapo muchacho y el Alegre explorador.
Y al mundo del"music all" pertenecen:Paula,Fanny,Buby y todas las chicas que forman el grupo del espectáculo.
A Dionisio no le incluyo en ninguno de los grupos porque a lo largo de toda la obra no pertenece a ninguno de ellos.Es como la unión entre estos los dos mundos,aunque en la escena final vemos como se decantó por el mundo burgués.
- ¿Qué es el teatro del absurdo? ¿Con qué finalidad utiliza Mihura el absurdo?
--Con "teatro de lo absurdo" se designa a un grupo de autores dramáticos de los años 50 que no se consideraban integrantes de una escuela pero que compartían ciertas actitudes hacia la difícil situación del hombre en el universo.
Las características generales y principales del teatro absurdo son la reacción contra los conceptos tradicionales del teatro occidental y el rechazo del teatro realista existente.Las características peculiares del teatro absurdo son el abandono intencionado de una construcción dramática racional y el rechazo del lenguaje lógico y consecuente.Sustituyen la estructura tradicional de planteamiento --nudo--desenlace por una ilógica sucesión de situaciones aparentemente sin sentido.
Los personajes pueden cambiar de sexo, personalidad o status social; la trama es a menudo circular y no va a ninguna parte y los objetos pueden llegar a expulsar a los personajes de la escena o, por el contrario, ser reducidos al mínimo para representar el vacío y la nada
Utilizan un lenguaje sin sentido que lleva a malentendidos entre los propios personajes y además, los diálogos evasivos crean un efecto cómico.
Las obras tienen en común la presentación de una realidad ridícula y una falta de división entre la fantasía y la realidad.
Lo más sorprendente de estas obras del absurdo es que a pesar de romper con todas las reglas tuvieron éxito.
Mihura , con su obra " tres sombreros de copa" ( escrita en 1932)se adelantó unos veinte años al teatro de lo absurdo.No pudo ser reconocido como unos de los pioneros de este tipo de teatro.
Mihura utilizaba el teatro absurdo para poder hacer una critica de la realidad de la sociedad.Así, por ejemplo en "tres sombreros de copa" hace una crítica despiadada a las convenciones de una sociedad llena de tópicos : tópicos sentimentales, convenciones de moral puritana, normas fijadas en la vida burguesa...
- Lee estos textos y contesta las siguientes preguntas:
TEXTO 1
1- ¿Qué característica de la sociedad convencional critica Mihura a través de lo que dice Don Rosario?
A Don Rosario se le presenta como un hombre cursi, tierno y lleno de valores tradicionales.Demasiado paternalista, quiere ser un buen anfitrión y hacer que su hotel de tercera sea un sitio acogedor donde los huéspedes se sientan atendidos.Y todo esto le convierte en el personaje que refleja todas las estúpidas reglas de la sociedad.
DON ROSARIO. Es la mejor habitación, don Dionisio. Y la más sana. El balcón
da al mar. Y la vista es hermosa. (Yendo hacia el balcón.) Acérquese. Ahora no
se ve bien porque es de noche. Pero, sin embargo, mire usted allí las lucecitas
de las farolas del puerto. Hace un efecto muy lindo. Todo el mundo lo dice.
¿Las ve usted?
DIONISIO. No. No veo nada.
DON ROSARIO. Parece usted tonto, don Dionisio.
DIONISIO. ¿Por qué me dice usted eso, caramba?
DON ROSARIO. Porque no ve las lucecitas. Espérese. Voy a abrir el balcón.
Así las verá usted mejor.
DIONISIO. No. No, señor. Hace un frío enorme. Déjelo. (Mirando
nuevamente.) ¡Ah! Ahora me parece que veo algo. (Mirando a través de los
cristales.) ¿Son tres lucecitas que hay allá a lo lejos?
DON ROSARIO. Sí. ¡Eso! ¡Eso!
DIONISIO. ¡Es precioso! Una es roja, ¿verdad?
DON ROSARIO. No. Las tres son blancas. No hay ninguna roja.
DIONISIO. Pues yo creo que una de ellas es roja. La de la izquierda.
DON ROSARIO. No. No puede ser roja. Llevo quince años enseñándoles a
todos los huéspedes, desde este balcón, las lucecitas de las farolas del puerto,
y nadie me ha dicho nunca que hubiese ninguna roja.
DIONISIO. Pero ¿usted no las ve?
DON ROSARIO. No. Yo no las veo. Yo, a causa de mi vista débil, no las he
visto nunca. Esto me lo dejó dicho mi papá. Al morir mi papá me dijo: «Oye,
niño, ven. Desde el balcón de la alcoba rosa se ven tres lucecitas blancas del
puerto lejano. Enséñaselas a los huéspedes y se pondrán todos muy
contentos...» Y yo siempre se las enseño...
DIONISIO. Pues hay una roja, yo se lo aseguro.
DON ROSARIO. Entonces, desde mañana, les diré a mis huéspedes que se
ven tres lucecitas: dos blancas y una roja... Y se pondrán más contentos
todavía. ¿Verdad que es una vista encantadora? ¡Pues de día es aún más
linda!...
TEXTO 2
1-¿De qué intenta convencer Buby a Paula? ¿En qué motivos se basa?
2- Aunque Buby es, en teoría, un miembro del mundo bohemio del espectáculo, ¿crees que sus ideas y su actitud es bohemia o burguesa? ¿Por qué?
3- Según esto, ¿hay muchas diferencias entre el mundo burgués y el del espectáculo?
Bubby quiere que Paula utilice sus armas de mujer para engatusar a Dionisio y engañarle y chantajearle para conseguir dinero.Pero como Dionisio no es un hombre que tenga dinero, Bubby la dice que tiene que seguir actuando así con los hombres viejos y gordos que llevan dinero en la cartera.
Debe hacerlo porque el dinero nunca llega para nada y es necesario cuando una chica se quiere comprar un bonito vestido o un abrigo.Bubby reconoce que no es agradable el hecho de engañar a los hombre ricos que pasan la noche en un hotel y sacarles dinero, pero según él es algo necesario.El dinero de las entradas del espectáculo no es suficiente y hay que conseguir más como sea.
Bubby pertenece al mundo del espectáculo y por lo tanto deberíamos pensar que tiene una actitud bohemia.Per no es así , Bubby es un hombre interesado que se mueve por dinero utilizando el engaño, incluso él como personaje es un puro engaño ya que es un falso negro.Caracterización que utiliza para asustar más a sus víctimas cuando entra a la habitación y descubre a los burgueses con las chicas.
no existen muchas diferencias entre el mundo burgués y el mundo del espectáculo.Los dos tienen lados oscuros y son hipócritas.Por un lado los burgueses engañan a sus mujeres con las chicas del music-hall y por otro lado están personajes como Bubby que engañan a los burgueses con trampas y mentiras para conseguir dinero
(Pero BUBY se ha levantado y se interpone ante la puerta cerrando el paso
a PAULA. Ha cambiado completamente de expresión y habla a PAULA en tono
apremiante.)
BUBY. ¿Algo?
PAULA. (Disgustada.) ¡Oh, Buby...!
BUBY. (Más enérgico.) ¿Algo?
PAULA. Él es un compañero... ¡Él trabajará con nosotros...!
BUBY. ¿Y qué importa eso? ¡Ya lo sé! Pero los compañeros también a veces
tienen dinero... (En voz baja.) Y nosotros necesitamos el dinero esta misma
noche... Tú lo sabes... Debemos todo... ¡Es necesario ese dinero, Paula...! ¡Si
no, todo está perdido...!
PAULA. Pero él es un compañero... Ha sido una mala suerte... Debes
comprenderlo, Buby...
(Se sienta. Y BUBY también. Pequeña pausa.)
BUBY. Realmente ha sido una mala suerte que esta habitación estuviese
ocupada por un lindo compañero... Porque él es lindo, ¿verdad? (Siempre
irónico, burlón y sentimental.) Sí. Yo sé que es lindo... ¡Ha sido una mala
suerte!... No es nada fácil descorrer un pestillo por dentro y hacer una buena
escena para encontrarse con que dentro de la habitación no hay un buen
viajero gordo con papel en la cartera, sino un mal malabarista sin lastre en el
chalequito... Verdaderamente ha sido una mala suerte...
PAULA. Buby... Esto que hacemos no es del todo divertido...
BUBY. No. Francamente, no es del todo divertido, ¿verdad? ¡Pero qué
vamos a hacerle!... El negro Buby no sabe bailar bien... ¡Y vosotras bailáis
demasiado mal!... (En este momento, en la habitación de al lado, el CORO DE
VIEJOS EXTRAÑOS empieza a cantar, muy en plan de orfeón, «El relicario».
Unos segundos, solamente. Sobre las últimas voces, ya muy piano, sigue
hablando
BUBY.) Es difícil bailar, ¿no?... Duelen las piernas siempre y, al terminar, el
corazón se siente fatigado... Y, sin embargo, a alguna cosa se tienen que
dedicar las bonitas muchachas soñadoras cuando no quieren pasarse la vida en
el taller, o en la fábrica, o en el almacén de ropas. El teatro es lindo, ¿verdad?
¡Hay libertad para todo! Los padres se han quedado en la casita, allá lejos, con
su miseria y sus penas, con su puchero en el fuego... No hay que cuidar a los
hermanitos, que son muchos y que lloran siempre. ¡La máquina de coser se
quedó en aquel rincón! Pero bailar es difícil, ¿verdad, Paula?... Y los
empresarios no pagan con exceso a aquellos artistas que no gustan lo
suficiente... ¡El dinero nunca llega para nada!... ¡Y las muchachas lindas se
mueren de dolor cuando su sombrero se ha quedado cursi! ¡La muerte antes
que un sombrero cursi! ¡¡La muerte antes que un trajecito barato!! ¡¡¡Y la vida
entera por un abrigo de piel!!! (Dentro, el CORO DE VIEJOS EXTRAÑOS vuelve a
cantar algunos compases de «El relicario».) ¿Verdad, Paula? Sí. Paula ya sabe
de eso... Y es tan fácil que una muchacha bonita entre huyendo de su novio en
el cuarto de un señor que se dispone a dormir... ¡Es muy aburrido dormir solo
en el cuarto de un hotel! Y los gordos señores se compadecen siempre de las
muchachas que huyen de los negros y hasta, a veces, les suelen regalar
billetes de un bravo color cuando las muchachas son cariñosas... Y un beso no
tiene importancia... Ni dos, tampoco..., ¿verdad? Y después... ¡Ah, después, si
ellos se sienten defraudados, no es fácil que protesten!... ¡Los gordos
burgueses no quieren escándalos cuando saben además, que un negro es
amigo de la chica!... ¡Un negro con buenos puños que los golpearía si
intentasen propasarse!...
TEXTO 3
1- ¿Qué suelen hacer los señores como el Odioso Señor cuando llegan a la ciudad compañías de music hall?
2- ¿Cómo pretende conquistar a Paula?
3- ¿Entiende que le rechace? ¿Por qué?
4- ¿Qué valores morales de la burguesía critica Mihura con este diálogo aparentemente tan absurdo?
-Este tipo de hombres siempre tienen alquilado un proscenio ( en un teatro , la parte del escenario más cercana al público) en el teatro y cuando llegan las compañías se acercan para ver a las mujeres que trabajan en ellas y " conocerlas".
-Pretende conquistar a Paula asegurándola que es el hombre más rico de la ciudad ( algo que se supone que a las mujeres les encanta).Y lleva dentro de la chaqueta una serie de regalos " perfectos " para una mujer que va sacando poco a poco: ligas azules, medias de seda, bombones, flores, una carraca e incluso un bocadillo.
-Paula no cae rendida a sus pies y el Odioso Señor no lo puede comprender.Es el hombre que más dinero tiene en la ciudad y todas las mujeres siempre han caído rendidas a sus pies.No puede comprender que con su dinero no pueda comprar un rato de diversión con Paula.
-Mihura quiere criticar la hipocresía y las falsas apariencias de la burguesía.Están dominados por el engaño y la hipocresía, y se descubre a una burguesía deshumanizada y dominada por una moral de apariencia.
(Entra por la izquierda EL ODIOSO SEÑOR.)
EL ODIOSO SEÑOR. ¡Hace demasiado calor en el otro cuarto! Todos están en
el otro cuarto... ¡Y han bebido tanto, que alborotan como perros...!
BUBY. (Muy amable. Muy dulce.) ¡Oh, señor! ¡Pero siéntese usted aquí!
(Junto a PAULA, en el sofá.) Aquí el aire es mucho más puro... Aquí el aire es
tan despejado que, de cuando en cuando, cruza un pajarillo cantando y las
mariposas van y vienen, posándose en las flores de las cortinas.
EL ODIOSO SEÑOR, (sentándose junto a PAULA.) ¿Por fin debutan ustedes
mañana?
PAULA. Sí. Mañana debutamos...
EL ODIOSO SEÑOR. Iré a verlos, para reírme un rato... Yo tengo abonado un
proscenio... Siempre lo tengo abonado y veo siempre a las chiquitas que
trabajan por aquí... Yo soy el señor más rico de toda la provincia...
BUBY. Ser rico... debe ser hermoso, ¿verdad...?
EL ODIOSO SEÑOR. (Orgulloso. Odioso.) Sí. Se pasa muy bien... Uno tiene
fincas... Y tiene estanques, con peces dentro... Uno come bien... Pollos, sobre
todo... Y langosta... Uno también bebe buenos vinos... Mis campos están llenos
de trigo...
PAULA. Pero ¿y por qué tiene usted tanto trigo en el campo?
EL ODIOSO SEÑOR. Algo hay que tener en el campo, señorita. Para eso están.
Y se suele tener trigo porque tenerlo en casa es muy molesto...
BUBY. Y, claro..., siendo tan rico..., ¡las mujeres le amarán siempre...!
EL ODIOSO SEÑOR. Sí. Ellas siempre me aman... Todas las chiquitas que han
pasado por este Music-Hall me han amado siempre... Yo soy el más rico de
toda la provincia... ¡Es natural que ellas me amen...!
BUBY. Es claro... Las pobres chicas aman siempre a los señores educados...
Ellas están tan tristes... Ellas necesitan el cariño de un hombre como usted...
Por ejemplo, Paula. La linda Paula se aburre... Ella, esta noche, no encuentra a
ningún buen amigo que le diga palabras agradables... Palabritas dulces de
enamorado... Ellas siempre están entre gente como nosotros, que no tenemos
campos y que viajamos constantemente, de un lado para otro, pasando por
todos los túneles de la Tierra.
EL ODIOSO SEÑOR. ¿Y es de pasar por tantos túneles de lo que se ha
quedado usted así de negro? ¡Ja, ja!
(Se ríe exageradamente de su gracia.)
BUBY. (Como fijándose de pronto en una mariposa imaginaria y como
queriéndola coger.) ¡Silencio! ¡Oh! ¡Una linda mariposa! ¡Qué bellos colores
tiene! ¡Silencio! ¡Ahora se va por allí...! (Por la puerta de la izquierda, en la
que él ya está preparando el mutis.) ¡Voy a cerrar la puerta, y dentro la
cogeré! ¡No quiero que se me escape! ¡Con su permiso, señor!
(BUBY se ha ido, dejando la puerta cerrada. El señor se acerca más a
PAULA. Hay una pequeña pausa, violenta, en la que el señor no sabe cómo
iniciar la conversación. De pronto.)
EL ODIOSO SEÑOR. ¿De qué color tiene usted las ligas, señorita?
PAULA. Azules.
EL ODIOSO SEÑOR. ¿Azul claro o azul oscuro?
PAULA. Azul oscuro.
EL ODIOSO SEÑOR. (Sacando un par de ligas de un bolsillo.) ¿Me permite
usted que le regale un par de azul claro? El elástico es del mejor.
(Las estira y se las da.)
PAULA. (Tomándolas.) Muchas gracias. ¿Para qué se ha molestado?
EL ODIOSO SEÑOR. No vale la pena. En casa tengo más...
PAULA. ¿Usted vive en esta población?
EL ODIOSO SEÑOR. Sí. Pero todos los años me voy a Niza.
PAULA. ¿Y se lleva usted el trigo o lo deja aquí?
EL ODIOSO SEÑOR. ¡Oh, no! El trigo lo dejo en el campo... Yo pago a unos
hombres para que me lo guarden y me voy tranquilo a Niza... ¡En coche-cama,
desde luego!
PAULA. ¿No tiene usted automóvil?
EL ODIOSO SEÑOR. Sí. Tengo tres... Pero a mí no me gustan los automóviles,
porque me molesta eso de que vayan siempre las ruedas dando vueltas... Es
monótono... (De pronto.) ¿Qué número usa usted de medias?
PAULA. El seis.
EL ODIOSO SEÑOR. (Saca de un bolsillo un par de medias, sin liar ni nada, y
se las regala.) ¡Seda pura! ¡Tire usted!
PAULA. No. No hace falta.
EL ODIOSO SEÑOR. Para que usted vea.
(Las coge y las estira. Tanto, que las medias se parten por la mitad.)
PAULA. ¡Oh, se han roto!
EL ODIOSO SEÑOR. No importa. Aquí llevo otro par.
(Tira las rotas al suelo. Saca otro par de un bolsillo y se las regala.)
PAULA. Muchas gracias.
EL ODIOSO SEÑOR. No vale la pena...
PAULA. ¿Entonces, todos los años se va usted a Niza?
EL ODIOSO SEÑOR. Todos los años, señorita... Allí tengo una finca, y lo paso
muy bien viendo ordeñar a las vacas. Tengo cien. ¿A usted le gustan las
vacas?
PAULA. Me gustan más los elefantes.
EL ODIOSO SEÑOR. Yo, en la India, tengo cuatrocientos... Por cierto que
ahora les he puesto trompa y todo. Me he gastado un dineral... (De pronto.)
Perdón, señorita; se me olvidaba ofrecerle un ramo de flores.
(Saca del bolsillo interior de la americana un ramo de flores y se lo
regala.)
PAULA. (Aceptándolo.) Encantada.
EL ODIOSO SEÑOR. No vale la pena... Son de trapo.. Ahora, que el trapo es
del mejor...
(Y se acerca a PAULA.)
PAULA. ¿Es usted casado?
EL ODIOSO SEÑOR. Sí. Claro. Todos los señores somos casados. Los
caballeros se casan siempre... Por cierto que mañana, precisamente, tengo
que asistir a una boda... Se casa la hija de un amigo de mi señora y no tengo
más remedio que ir...
PAULA. ¿Una boda por amor?
EL ODIOSO SEÑOR. Sí. Creo que los dos están muy enamorados. Yo iré a la
boda, pero en seguida me iré a Niza...
PAULA. ¡Cómo me gustaría a mí también ir a Niza!
EL ODIOSO SEÑOR. Mi finca de allá es hermosa. Tengo una gran piscina, en la
que me doy cinco o seis baños diarios... ¿Usted también se baña con
frecuencia, señorita?
PAULA. (Muy ingenua.) Sí. Pero claro está que no tanto como su tía de
usted...
EL ODIOSO SEÑOR. (Algo desconcertado.) ¡Claro! (Y saca del bolsillo una
bolsa de bombones.) ¿Unos bombones, señorita? Para usted la bolsa...
PAULA. (Aceptándolos.) Muchas gracias.
EL ODIOSO SEÑOR. Por Dios... ¿Y qué echa usted en el agua del baño?
PAULA. «Papillons de Printemps». ¡Es un perfume lindo!
EL ODIOSO SEÑOR. Yo echo focas. Estoy tan acostumbrado a bañarme en
Noruega, que no puedo habituarme a estar en el agua sin tener un par de
focas junto a mí. (Fijándose en PAULA, que no come bombones.) Pero ¿no toma
usted bombones? (Saca un bocadillo del bolsillo.) ¿Quiere usted este bocadillo
de jamón?
PAULA. No tengo apetito.
EL ODIOSO SEÑOR. (Sacando otro bocadillo de otro bolsillo.) ¿Es que lo
prefiere de caviar?
PAULA. No. De verdad. No quiero nada.
EL ODIOSO SEÑOR. (Volviendo a guardárselos.) Es una lástima. En fin,
señorita... Acercándose más a ella.) ¿Me permite que le dé un beso? Después
de esta conversación tan agradable, se ve que hemos nacido el uno para el
otro...
PAULA. (Desviándose.) No.
EL ODIOSO SEÑOR. (Extrañado.) ¿Aún no? (Y entonces de otro bolsillo, saca
una carraca.) Con su permiso, me voy a tomar la libertad de regalarle esto. No
vale nada, pero es entretenido...
PAULA. (Cogiendo la carraca y dejándola sobre el sofá.) Muchas gracias.
EL ODIOSO SEÑOR. Y ahora, ¿la puedo dar un beso?
PAULA. No.
EL ODIOSO SEÑOR. Pues lo siento mucho, pero no tengo más regalos en los
bolsillos... Ahora que, si quiere usted, puedo ir a mi casa por más...
PAULA. (Fingiendo mucha melancolía.) No. No se moleste.
EL ODIOSO SEÑOR. Parece que está usted triste... ¿Qué le pasa a usted?
PAULA. Sí. Estoy triste. Estoy horriblemente triste...
EL ODIOSO SEÑOR. ¿Acaso he cometido alguna incorrección, señorita?
PAULA. No. Estoy muy triste porque me pasa una cosa tremenda... ¡Soy
muy desgraciada!
EL ODIOSO SEÑOR. Todo tiene arreglo en la vida, nenita...
PAULA. No. Esto no tiene arreglo. ¡No puede tener arreglo!
EL ODIOSO SEÑOR. ¿Es que se le han roto a usted algunos zapatos?
PAULA. Me ha pasado otra cosa más terrible. ¡Soy muy desgraciada!
EL ODIOSO SEÑOR. Vamos, señorita. Cuénteme lo que le sucede...
PAULA. Figúrese usted que nosotros hemos llegado aquí esta tarde, de
viaje... Y yo llevaba una cartera y dentro llevaba unos cuantos ahorros... Unos
cuantos billetes... Y ha debido ser en el tren... Sin duda, mientras dormía... El
caso es que, al despertar, no encontré la cartera por ninguna parte... Figúrese
usted mi disgusto... Ese dinero me hacía falta para comprarme un abrigo... Y
ahora todo lo he perdido. ¡Soy muy desgraciada!
EL ODIOSO SEÑOR. (Ya en guardia.) Vaya, vaya... ¿Y dice usted que la perdió
en el tren?
PAULA. Sí. En el tren.
EL ODIOSO SEÑOR. ¿Y miró usted bien por el departamento?
PAULA. Sí. Y por los pasillos.
EL ODIOSO SEÑOR. ¿Miró también en la locomotora?
PAULA. Sí. También miré en la locomotora... (Pausa.)
EL ODIOSO SEÑOR. ¿Y cuánto dinero llevaba usted en la cartera?
PAULA. Cuatro billetes.
EL ODIOSO SEÑOR. ¿Pequeños?
PAULA. Medianos.
EL ODIOSO SEÑOR. ¡Vaya! ¡Vaya! ¡Cuatro billetes!
PAULA. ¡Estoy muy disgustada, caballero...!
EL ODIOSO SEÑOR. (Ya dispuesto a todo.) ¿Y dice usted que son cuatro
billetes?
PAULA. Sí. Cuatro billetes.
EL ODIOSO SEÑOR. (Sonriendo pícaro.) Uno va todos los años a Niza y
conoce estas cosas, señorita... ¡Claro que si usted fuese cariñosa!... Aunque
hay que tener en cuenta que ya le he hecho varios regalos...
PAULA. No entiendo lo que quiere usted decir... Habla usted de una
forma...
EL ODIOSO SEÑOR. (Sacando un billete de la cartera, y muy tunante.) ¿Para
quién va a ser este billetito?
PAULA. No se moleste, caballero... Es posible que aún la encuentre...
EL ODIOSO SEÑOR. (Colocándole el billete en la mano.) Tómelo. Si la
encuentra ya me lo devolverá... Y ahora.... ¿Me permite usted que le dé un
beso?
PAULA. (Apartándose aún.) ¡Tengo un disgusto tan grande! Porque figúrese
que no es un billete solamente... Son cuatro...
EL ODIOSO SEÑOR. (Sacando nuevamente la cartera y de ella otros tres
billetes.) Vaya, vaya... (Muy mimoso.) ¿Para quién van a ser estos billetitos?
PAULA. (Tomándolos, y ya cariñosa.) ¡Qué simpático es usted! (Y él le da
un beso. Después se levanta y echa los pestillos de las puertas. PAULA se pone
en guardia.) ¿Qué ha hecho usted?
EL ODIOSO SEÑOR. He cerrado las puertas...
PAULA. (Levantándose.) ¿Para qué?
EL ODIOSO SEÑOR. Para que no puedan entrar ni los pájaros ni las
mariposas... (Va hacia ella y la abraza. Ya ha perdido toda su falsa educación.
Ya quiere cobrarse su dinero lo antes posible.) ¡Eres muy bonita!
PAULA. (Enfadada.) ¡Abra usted las puertas!
EL ODIOSO SEÑOR. Luego abriremos las puertas, ¿verdad? ¡Siempre hay
tiempo para abrir las puertas!...
PAULA. (Ya indignada e intentando zafarse de los brazos de EL ODIOSO
SEÑOR.) ¡Déjeme usted! ¡Usted no tiene derecho a esto! ¡Abra usted las
puertas!
EL ODIOSO SEÑOR. Yo no gasto mi dinero en balde, nenita...
PAULA. (Furiosa.) ¡Yo no le he pedido a usted ese dinero! ¡Usted me lo ha
dado! ¡Déjeme usted! ¡Fuera de aquí! ¡Largo! ¡Voy a gritar!
EL ODIOSO SEÑOR. Le he dado a usted cuatro billetes... Usted tiene que ser
buena conmigo... Eres demasiado bonita para que te deje...
PAULA. ¡Yo no se los he pedido! ¡Déjeme ya! (Gritando.) ¡Buby! ¡Buby!
(El señor, brutote, brutote, insiste en abrazarla. Pero BUBY ha abierto la
puerta de la izquierda y contempla la escena, frío, frío. El señor le ve y,
sudoroso, descompuesto, fuera de sí, se dirige amenazador a PAULA.)
EL ODIOSO SEÑOR. ¡Devuélvame ese dinero! ¡Pronto! ¡Devuélvame ese
dinero! ¡Canallas!
PAULA. (Tirándole el dinero, que el señor recoge.) ¡Ahí va su dinero!
EL ODIOSO SEÑOR. ¡Devuélvame las medias!
PAULA. (Tirándole las medias.) ¡Ahí van sus medias!
EL ODIOSO SEÑOR. ¡Devuélvame las flores!
PAULA. (Tirándoselas.) ¡Ahí van las flores!
EL ODIOSO SEÑOR. ¡Canallas! ¿Qué os habíais creído? (Va acercándose a la
puerta del foro y la abre.) ¿Pensabais engañarme entre los dos? ¡A mí! ¡A mí!
¡Canallas!
(Y hace mutis.)
TEXTO 4
1- ¿Por qué Paula está en contra del matrimonio: qué valores representa para ella el matrimonio?
2- ¿Cuáles son las verdaderas aspiraciones de Paula en la vida? ¿A diferencia de Buby, es ella una auténtica bohemia? ¿Por qué?
-Paula piensa que el matrimonio es un camino que lleva al hombre a ser desgraciado, a vivir dentro de las reglas que marca la sociedad. Una vida aburrida , triste y mezquina llena de convenciones y normas.Sin libertad.
-Paula quiere una vida excitante, distinta, nueva, auténtica, alejada de la falsedad de su entorno y libre.Ella sí es una auténtica bohemia porque quiere llevar una vida poco corriente y diferente a la del resto de la sociedad y lleva dentro el espíritu de los bohemios.En cambio Bubby , a pesar de pertenecer al mundo del espectáculo es un hombre interesado y explota a sus chicas para conseguir dinero mediante el chantaje.No es un hombre con las características de un bohemio.
Paula y Dionisio son como niños.Paula es mas madura porque ha vivido la vida de una manera mas intensa y Dionisio es inseguro e inmaduro
Pausa. DIONISIO, al oír la palabra «mañana», pierde de pronto su alegría y
su entusiasmo por los juegos junto al mar.)
DIONISIO. ¿Mañana...?
PAULA. ¡Mañana!
DIONISIO. No.
PAULA. ¿Por qué?
DIONISIO. Porque no puedo.
PAULA. ¿Tienes que ensayar?
DIONISIO. No.
PAULA. Entonces, entonces, ¿qué tienes que hacer?
DIONISIO. Tengo... que hacer.
PAULA. ¡Lo dejas para otro día! ¡Hay muchos días! ¡Qué más da! ¿Es muy
importante lo que tienes que hacer...?
DIONISIO. Sí.
PAULA. ¿Negocio?
DIONISIO. Negocio.
(Pausa.)
PAULA. (De pronto.) Novia no tendrás tú, ¿verdad...?
DIONISIO. No; novia, no.
PAULA. ¡No debes tener novia! ¿Para qué quieres tener novia? Es mejor que
tengas sólo una amiga buena, como yo... Se pasa mejor... Yo no quiero tener
novio... porque yo no me quiero casar. ¡Casarse es ridículo! ¡Tan tiesos! ¡Tan
pálidos! ¡Tan bobos! Qué risa, ¿verdad...? ¿Tú piensas casarte alguna vez?
DIONISIO. Regular.
PAULA. No te cases nunca... Estás mejor así... Así estás más guapo... Si tú
te casas, serás desgraciado... Y engordarás bajo la pantalla del comedor... Y,
además, ya nosotros no podremos ser amigos más... ¡Mañana iremos a la
playa a comer cangrejos! Y pasado mañana tú te levantarás temprano y yo
también... Nos citaremos abajo y nos iremos en seguida al puerto y
alquilaremos una barca... ¡Una barca sin barquero! Y nos llevamos el bañador
y nos bañamos lejos de la playa, donde no se haga pie... ¿Tú sabes nadar...?
DIONISIO. Sí. Nado muy bien...
PAULA. Más nado yo. Yo resisto mucho. Ya lo verás...
DIONISIO. Yo sé hacer el muerto y bucear...
PAULA. Yo hago la carpa... y, desde el trampolín, sé hacer el ángel...
DIONISIO. Y yo cojo del fondo diez céntimos con la boca...
PAULA. ¡Oh! ¡Qué bien! ¡Qué gran día mañana! ¡Y pasado! ¡Ya verás,
Dionisio, ya verás! ¡Nos tostaremos al sol!
TEXTO 5
1- ¿A qué grupo social representa don Sacramento?
2- Haz un listado de todas las cosas que, según don Sacramento, se pueden y no se pueden hacer para no ser un bohemio
3- ¿Qué critica Mihura a través de las absurdas imposiciones de don Sacramento?
-Don Sacramento pertenece al grupo de la burguesía.Su nombre hace referencia a los siete sacramentos de la Iglesia católica, en los que se incluye el matrimonio.Aparece en la obra como un padre ejemplar y modelo de familia, que son dos factores muy importantes para las personas decentes.
PARA NO SER UN BOHEMIO
SE DEBE NO SE DEBE
.-Ponerse dos ruedas de patatas para .-Salir por la noche a pasear bajo
el dolor de cabeza. la lluvia.
.-Siempre llevar patatas en el bolsillo y tafetán .-No se puede ser desordenado.
para las heridas. .-No pasar estancias en hoteles.
.-Recibir a las visitas en casa, en un gabinete azul, .-No desayunar café con leche y
con muebles dorados pan con manteca.
.-Decorar las paredes con retratos familiares y cromos .-No ir a cines ni teatros.
.-Ser ordenado. .-No tener cadáveres ( conejos,
.-Levantarse temprano ( 6:30) y desayunar huevos gallinas o ratones ) bajo la cama.
fritos con pan.
.-Cenar a las siete y los domingos y jueves hacer una
pequeña juerga.
.-Recibir visitas de personas honradas con las que charlar
durante largas horas.
Mihura quiere denunciar la vida aburrida, monótona dominada por la apariencia, el orden y la moral cristiana.Una vida asfixiante. rígida y con unas normas ya establecidas que son inamovibles.
La misma decoración. Continúa la acción del segundo acto, un minuto
después en que éste quedó interrumpido.
(DIONISIO acaba de ocultar el cuerpo de PAULA tras de la cama y el biombo,
mientras sigue llamando DON SACRAMENTO. DIONISIO, una vez asegurado que
PAULA está bien oculta, va a abrir.)
DON SACRAMENTO. (Dentro.) ¡Dionisio! ¡Dionisio! ¡Abra! ¡Soy yo! ¡Soy don
Sacramento! ¡Soy don Sacramento! ¡Soy don Sacramento!...
DIONISIO. Sí... Ya voy... (Abre. Entra DON SACRAMENTO, con levita, sombrero
de copa y un paraguas.) ¡Don Sacramento!
DON SACRAMENTO. ¡Caballero! ¡Mi niña está triste! Mi niña, cien veces llamó
por teléfono, sin que usted contestase a sus llamadas. La niña está triste y la
niña llora. La niña pensó que usted se había muerto. La niña está pálida... ¿Por
qué martiriza usted a mi pobre niña?...
DIONISIO. Yo salí a la calle, don Sacramento... Me dolía la cabeza... No
podía dormir... Salí a pasear bajo la lluvia. Y en la misma calle, di dos o tres
vueltas... Por eso yo no oí que ella me llamaba... ¡Pobre Margarita!... ¡Cómo
habrá sufrido!
DON SACRAMENTO. La niña está triste. La niña está triste y la niña llora. La
niña está pálida. ¿Por qué martiriza usted a mi pobre niña?...
DIONISIO. Don Sacramento... Ya se lo he dicho... Yo salí a la calle... No
podía dormir.
DON SACRAMENTO. La niña se desmayó en el sofá malva de la sala rosa...
¡Ella creyó que usted se había muerto! ¿Por qué salió usted a la calle a pasear
bajo la lluvia?...
DIONISIO. Me dolía la cabeza, don Sacramento...
DON SACRAMENTO. ¡Las personas decentes no salen por la noche a pasear
bajo la lluvia...! ¡Usted es un bohemio, caballero!
DIONISIO. No, señor.
DON SACRAMENTO. ¡Sí! ¡Usted es un bohemio, caballero! ¡Sólo los bohemios
salen a pasear de noche por las calles!
DIONISIO. ¡Pero es que me dolía mucho la cabeza!
DON SACRAMENTO. Usted debió ponerse dos ruedas de patata en las sienes...
DIONISIO. Yo no tenía patatas...
DON SACRAMENTO. Las personas decentes deben llevar siempre patatas en
los bolsillos, caballero... Y también deben llevar tafetán para las heridas...
Juraría que usted no lleva tafetán...
DIONISIO. No, señor.
DON SACRAMENTO. ¿Lo está usted viendo? ¡Usted es un bohemio,
caballero!... Cuando usted se case con la niña, usted no podrá ser tan
desordenado en el vivir. ¿Por qué está así este cuarto? ¿Por qué hay lana de
colchón en el suelo? ¿Por qué hay papeles? ¿Por qué hay latas de sardinas
vacías? (Cogiendo la carraca que estaba en el sofá.) ¿Qué hace aquí esta
carraca?
(Y se queda con ella, distraído, en la mano. Y, de cuando en cuando, la
hará sonar mientras habla.)
DIONISIO. Los cuartos de los hoteles modestos son así... Y éste es un
hotel modesto... ¡Usted lo comprenderá, don Sacramento!...
DON SACRAMENTO. Yo no comprendo nada. Yo no he estado nunca en ningún
hotel. En los hoteles sólo están los grandes estafadores europeos y las
vampiresas internacionales. Las personas decentes están en sus casas y
reciben a sus visitas en el gabinete azul, en donde hay muebles dorados y
antiguos retratos de familia... ¿Por qué no ha puesto usted en este cuarto los
retratos de su familia, caballero?
DIONISIO. Yo sólo pienso estar aquí esta noche...
DON SACRAMENTO. ¡No importa, caballero! Usted debió poner cuadros en las
paredes. Sólo los asesinos o los monederos falsos son los que no tienen
cuadros en las paredes... Usted debió poner el retrato de su abuelo con el
uniforme de maestrante...
DIONISIO. Él no era maestrante... El era tenedor de libros...
DON SACRAMENTO. ¡Pues con el uniforme de tenedor de libros! ¡Las personas
honradas se tienen que retratar de uniforme, sean tenedores de libros o sean
lo que sean! ¡Usted debió poner también el retrato de un niño en traje de
primera comunión!
DIONISIO. Pero ¿qué niño iba a poner?
DON SACRAMENTO. ¡Eso no importa! ¡Da lo mismo! Un niño. ¡Un niño
cualquiera! ¡Hay muchos niños! ¡El mundo está lleno de niños de primera
comunión!... Y también debió usted poner cromos... ¿Por qué no ha puesto
usted cromos? ¡Los cromos son preciosos! ¡En todas las casas hay cromos!
«Romeo y Julieta hablando por el balcón de su jardín», «Jesús orando en el
Huerto de los Olivos», «Napoleón Bonaparte, en su destierro de la isla de
Santa Elena»... (En otro tono, con admiración.) Qué gran hombre Napoleón,
¿verdad?
DIONISIO. Sí. Era muy belicoso... ¿Era ese que llevaba siempre así la
mano?
(Se mete la mano en el pecho.)
DON SACRAMENTO. (Imitando la postura.) Efectivamente, llevaba siempre así
la mano...
DIONISIO. Debía de ser muy difícil!, ¿verdad?
DON SACRAMENTO. (Con los ojos en blanco.) ¡Sólo un hombre como él podía
llevar siempre así la mano!...
DIONISIO. (Poniéndose la otra mano en la espalda.) Y la otra la llevaba
así...
DON SACRAMENTO. (Haciendo lo mismo.) Efectivamente, así la llevaba.
DIONISIO. ¡Qué hombre!
DON SACRAMENTO. ¡Napoleón Bonaparte!... (Pausa admirativa, haciendo los
dos de Napoleón. Después, DON SACRAMENTO sigue hablando en el mismo tono
anterior.) Usted tendrá que ser ordenado... ¡Usted vivirá en mi casa, y mi casa
es una casa honrada! ¡Usted no podrá salir por las noches a pasear bajo la
lluvia! Usted, además, tendrá que levantarse a las seis y cuarto para
desayunar a las seis y media un huevo frito con pan...
DIONISIO. A mí no me gustan los huevos fritos...
DON SACRAMENTO. ¡A las personas honorables les tienen que gustar los
huevos fritos, señor mío! Toda mi familia ha tomado siempre huevos fritos
para desayunar... Sólo los bohemios toman café con leche y pan con manteca.
DIONISIO. Pero es que a mí me gustan más pasados por agua... ¿No me los
podían ustedes hacer a mí pasados por agua...?
DON SACRAMENTO. No sé. No sé. Eso lo tendremos que consultar con mi
señora. Si ella lo permite, yo no pondré inconveniente alguno. ¡Pero le advierto
a usted que mi señora no tolera caprichos con la comida!...
DIONISIO. (Ya casi llorando.) ¡Pero yo qué le voy a hacer si me gustan más
pasados por agua, hombre!
DON SACRAMENTO. Nada de cines, ¿eh?... Nada de teatros. Nada de
bohemia... A las siete, la cena... Y después de la cena, los jueves y los
domingos, haremos una pequeña juerga. (Picaresco.) Porque también el
espíritu necesita expansionarse, ¡qué diablo! (En este momento se le
descompone la carraca, que estaba tocando. Y se queda muy preocupado.) ¡Se
ha descompuesto!...
DIONISIO. (Como en el acto anterior Paula, él la coge y se la arregla.) Es
así.
(Y se la vuelve a dar a DON SACRAMENTO que, muy contento, la toca de
cuando en cuando.)
DON SACRAMENTO. La niña los domingos, tocará el piano, Dionisio... Tocará
el piano, y quizá, quizá, si estamos en vena, quizá recibamos alguna visita...
Personas honradas, desde luego... Por ejemplo, haré que vaya el señor
Smith... Usted se hará en seguida amigo suyo y pasará charlando con él muy
buenos ratos... El señor Smith es una persona muy conocida... Su retrato ha
aparecido en todos los periódicos del mundo... ¡Es el centenario más famoso
de la población! Acaba de cumplir ciento veinte años y aún conserva cinco
dientes... ¡Usted se pasará hablando con él toda la noche!... Y también irá su
señora...
DIONISIO. ¿Y cuántos dientes tiene su señora?
DON SACRAMENTO. ¡Oh, ella no tiene ninguno! Los perdió todos cuando se
cayó por aquella escalera y quedó paralítica para toda su vida, sin poderse
levantar de su sillón de ruedas... ¡Usted pasará grandes ratos charlando con
este matrimonio encantador!
DIONISIO. Pero ¿y si se me mueren cuando estoy hablando con ellos? ¿Qué
hago yo, Dios mío?
DON SACRAMENTO. ¡Los centenarios no se mueren nunca! ¡Entonces no
tendrían ningún mérito, caballero!... (Pausa. DON SACRAMENTO hace un gesto, de
olfatear.) Pero... ¿a qué huele en este cuarto?... Desde que estoy aquí noto yo
un olor extraño... Es un raro olor... ¡Y no es nada agradable este olor!...
DIONISIO. Se habrán dejado abierta la puerta de la cocina...
DON SACRAMENTO. (Siempre olfateando.) No. No es eso... Es como si un
cuerpo humano se estuviese descomponiendo...
DIONISIO. (Aterrado. Aparte.) ¡Dios mío! ¡Ella se ha muerto!...
DON SACRAMENTO. ¿Qué olor es éste, caballero? ¡En este cuarto hay un
cadáver! ¿Por qué tiene usted cadáveres en su cuarto? ¿Es que los bohemios
tienen cadáveres en su habitación?...
DIONISIO. En los hoteles modestos siempre hay cadáveres...
DON SACRAMENTO. (Buscando.) ¡Es por aquí! Por aquí debajo. (Levanta la
colcha de la cama y descubre los conejos que tiró EL CAZADOR. Los coge.) ¡Oh,
aquí está! ¡Dos conejos muertos! ¡Es esto lo que olía de este modo!... ¿Por qué
tiene usted dos conejos debajo de su cama? En mi casa no podrá usted tener
conejos en su habitación... Tampoco podrá usted tener gallinas... ¡Todo lo
estropean!...
DIONISIO. Estos no son conejos. Son ratones...
DON SACRAMENTO. ¿Son ratones?
DIONISIO. Sí, señor. Son ratones. Aquí hay muchos...
DON SACRAMENTO. Yo nunca he visto unos ratones tan grandes...
DIONISIO. Es que como éste es un hotel pobre, los ratones son así... En los
hoteles más lujosos, los ratones son mucho más pequeños... Pasa igual que
con las barritas de Viena...
DON SACRAMENTO. ¿Y los ha matado usted?
DIONISIO. Sí. Los he matado yo con una escopeta. El dueño le da a cada
huésped una escopeta para que mate los ratones...
DON SACRAMENTO. (Mirando una etiqueta del conejo.) Y estos números que
tienen al cuello, que significan? Aquí pone 3,50...
DIONISIO. No es 3,50. Es 350. Como hay tantos, el dueño los tiene
numerados, para organizar concursos. Y al huésped que, por ejemplo, mate el
número 14, le regala un mantón de Manila o una plancha eléctrica...
DON SACRAMENTO. ¡Qué lástima que no le haya a usted tocado el mantón!
¡Podríamos ir a la verbena!... ¿Y qué piensa usted hacer con estos ratones?...
DIONISIO. No lo he pensado todavía... Si quiere usted se los regalo...
DON SACRAMENTO. ¿A usted no le hacen falta?
DIONISIO. No. Yo ya tengo muchos. Se los envolveré en un papel.
(Coge un papel que hay en cualquier parte y se los envuelve. Después se
los da.)
DON SACRAMENTO. Muchas gracias, Dionisio. Yo se los llevaré a mis
sobrinitos para que jueguen... ¡Ellos recibirán una gran alegría!... Y ahora,
adiós, Dionisio. Voy a consolar a la niña, que aún estará desmayada en el sofá
malva de la sala rosa... (Mira el reloj.) Son las seis cuarenta y tres. Dentro de
un rato, el coche vendrá a buscarle para ir a la iglesia. Esté preparado... ¡Qué
emoción! ¡Dentro de unas horas usted será esposo de mi Margarita!...
DIONISIO. Pero ¿le dirá usted a su señora que a mí me gustan más los
huevos pasados por agua?
DON SACRAMENTO. Sí. Se lo diré. Pero no me entretenga. ¡Oh, Dionisio! Ya
estoy deseando llegar a casa para regalarles esto a mis sobrinitos... ¡Cómo van
a llorar de alegría los pobres pequeños niños!
DIONISIO. ¿Y también les va usted a regalar la carraca?
DON SACRAMENTO. ¡Oh, no! ¡La carraca es para mí!
(Y se va por la puerta del foro. PAULA asoma la cabeza por detrás de la
cama y mira a DIONISIO tristemente. DIONISIO, que ha ido a cerrar la puerta,
al volverse, la ve.)
TEXTO 6
1- ¿De qué se ha dado cuenta Dionisio esa noche?
2- ¿Qué diferencias hay entre Paula y Margarita?
3- ¿Qué crees que puede simbolizar el hecho de que finalmente Dionisio renuncie a sus sueños y termine casándose con Margarita?
4- ¿Qué crees que puede simbolizar el título de la obra? (recuerda el uso que se hace de los sombreros a lo largo de la obra)
-Dionisio se ha dado cuenta de que existe otra vida.Él pensaba que había encontrado a la mujer de su vida, Margarita, pero en realidad tampoco había conocido a otra mujer hasta esa noche.Creía que el matrimonio era la puerta hacia la libertad y dejar atrás la vida del pueblo, pero conociendo a Paula descubre que las cosas pueden ser aún mejor.
Paula es una mujer alegre y bohemia, también tierna y romántica con un espíritu aventurero.Dispuesta a que cada día sea diferente.En cambio Margarita es una mujer del mundo burgués y está marcada por sus reglas y normas, no es aventurera y aspira a formar una familia "decente" como la de sus padres, no hay nada de atrayente en eso.La vemos como una niña mimada que tampoco ha conocido el mundo.
Dionisio resulta ser un cobarde y un hombre débil que no es capaz de romper las normas que lo oprimen.Representa la poca iniciativa para cumplir los sueños y el poder de las convenciones sociales
-El título "tres sombreros de copa " simboliza el mundo burgués , que se caracteriza por llevar este tipo de sombreros.Pero a Dionisio no le queda bien ninguno de ellosy al final se casa con uno del music-hall que le da Paula.Por un lado Dionisio se decide por el mundo burgués pero lleva en la cabeza la bohemia..
El uso del sombrero simboliza la union de los dos mundos, el burgues y el bohemio
(Y se va por la puerta del foro. PAULA asoma la cabeza por detrás de la
cama y mira a DIONISIO tristemente. DIONISIO, que ha ido a cerrar la puerta,
al volverse, la ve.)
PAULA. ¡Oh! ¿Por qué me ocultaste esto? ¡Te casas, Dionisio!...
DIONISIO. (Bajando la cabeza.) Sí...
PAULA. No eras ni siquiera un malabarista...
DIONISIO. No.
PAULA. (Se levanta. Va hacia la puerta de la izquierda.) Entonces yo debo
irme a mi habitación...
DIONISIO. (Deteniéndola.) Pero tú estabas herida... ¿Qué te hizo Buby?
PAULA. Fue un golpe nada más... Me dejó K.O. ¡Debí de perder el
conocimiento unos momentos. Es muy bruto Buby... Me puede siempre...
(Después.) ¡Te casas, Dionisio!...
DIONISIO. Sí.
PAULA. (Intentando nuevamente irse.) Yo me voy a mi habitación...
DIONISIO. No.
PAULA. ¿Por qué?
DIONISIO. Porque esta habitación es más bonita. Desde el balcón se ve el
puerto...
PAULA. ¡Te casas, Dionisio!
DIONISIO. Sí. Me caso, pero poco...
PAULA. ¿Por qué no me lo dijiste...?
DIONISIO. No sé. Tenía el presentimiento de que casarse era ridículo...
¡Que no me debía casar...! Ahora veo que no estaba equivocado... Pero yo me
casaba, porque yo me he pasado la vida metido en un pueblo pequeñito y
triste y pensaba que para estar alegre había que casarse con la primera
muchacha que, al mirarnos, le palpitase el pecho de ternura... Yo adoraba a mi
novia... Pero ahora veo que en mi novia no está la alegría que yo buscaba... A
mi novia tampoco le gusta ir a comer cangrejos frente al mar, ni ella se
divierte haciendo volcanes en la arena... Y ella no sabe nadar... Ella, en el
agua, da gritos ridículos... Hace así: «¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!» Y ella sólo ama cantar
junto al piano El pescador de perlas. Y El pescador de perlas es horroroso,
Paula. Ella tiene voz de querubín, y hace así: (Canta.) Tralaralá... piri, piri, piri,
piri... Y yo no había caído en que las voces de querubín están llenas de
vanidad y que, en cambio, hay discos de gramófono que se titulan «Ámame en
diciembre lo mismo que me amas en mayo», y que nos llenan el espíritu de
sencillez y de ganas de dar saltos mortales... Yo no sabía tampoco que había
mujeres como tú, que al hablarnos no les palpita el corazón, pero les palpitan
los labios en un constante sonreír... Yo no sabía nada de nada. Yo sólo sabía
pasear silbando junto al quiosco de la música... Yo me casaba porque todos se
casan siempre a los veintisiete años... Pero ya no me caso, Paula... ¡Yo no
puedo tomar huevos fritos a las seis y media de la mañana...!
PAULA. (Ya sentada en el sofá.) Ya te ha dicho ese señor del bigote que los
harán pasados por agua...
DIONISIO. ¡Es que a mí no me gustan tampoco pasados por agua! ¡A mí
sólo me gusta el café con leche, con pan y manteca! ¡Yo soy un terrible
bohemio! Y lo más gracioso es que yo no lo he sabido hasta esta noche que
viniste tú... y que vino el negro..., y que vino la mujer barbuda... Pero yo no
me caso, Paula. Yo me marcharé contigo y aprenderé a hacer juegos
malabares con tres sombreros de copa...
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